
La hazaña
Era más de media noche, muchos más. En las calles se escuchaba de fondo la variedad de estilos musicales de los boliches aledaños al barrio. Era una noche bastante tranquila dentro del barrio y la casa por suerte también. Frio agudo y una noche profunda con probabilidades de lluvia.
Los dos, en el living, el junto a su Mac Book buscando alguna pizca de imaginación que salga de su cabeza para poder volcar en su redacción, ella en la habitación estudiando para el difícil examen que rendiría al día siguiente.
Se detuvo por que le dolía la mano, de tanto tipiar en su computadora sin descanso, mientras que pensaba por la difícil situación que estaba pasando la pareja, por problemas financieros, no podía para de pensar en los innumerables préstamos que había pedido al banco.
Y el como siempre lo hacía por la, hermosa, radiante y simpática chica que convivía con él, todo ese amor que tenía por ella lo ayudaba a seguir, a continuar haciendo lo que debía, aunque las manos, los dedos, la cabeza y hasta el cuerpo no respondan.
Pero en un momento como le pasa a todo ser humano sintió que ya no podía más, que ni todo el amor del mundo junto podía levantarlo para poder seguir, después de varios y exhaustivos días de trabajos decidió rendirse, se fue a acostar y paso a saludar a su prometida.
Al pasar ella le dijo:
-
¿Qué paso Martin?
Martin:
-
Me iré a acostar ya no puedo más, no me sale ninguna idea de mi mente y la verdad que ya estoy muy agotado para seguir
Al suceder eso, ella le dijo que no, que tenía que seguir, porque sabía que eso significaba muchos días más de trabajo y problemas familiares, consecuencias no muy gratas de contar
Entonces decidió levantarse con él, lo apoyo como cualquier persona hace por la persona que ama. Decidió hacerle un café caliente y ponerse a trabajar con él, dejando sus estudios por el día, aunque eso signifique una próxima mala nota.
El al ver este hecho viendo como ella se esforzó por él. Decidió seguir, superarse, levantarse de nuevo. Todo por el amor inexplicable que sentían mutuamente pudieron continuar y derribar todos los muros que se cruzaron por su camino